20/5/11

Pigeon Island - Nilaveli - Sri Lanka



Cualquier cosa que diga de este pequeño paraíso para el buceo y en concreto para el snorkeling se quedaría corto, el video y las fotos hablan por si mismo, aunque tampoco hace honor a lo que se ve en vivo. La variedad de peces, corales y todo tipo de vida es brutal, a pesar del tsunami del 2004. Además no hace falta sumergirse mucho por lo que para los niños pequeños y principiantes es ideal, ya desde un metro de profundidad se ven muchos corales y bastantes peces de todo tipo. Si uno quiere más, simplemente con alejarse unos metros tendrá más variedad y cantidad. Y todavía más si se rodea la isla.



































































Algo que comprobé con los días fue que el snorkeling a primeras horas del día, cuando el agua estaba un poco más fresca, era el mejor momento para practicarlo, ya que cuando uno iba un poco más tarde prácticamente no podías salir de la pequeña bahía del Este (para casi todo el mundo suficiente) ya que el agua se recalentaba más con el paso de las horas y las pequeñas medusas estaban alrededor de la salida de esta pequeña bahía y de la isla. Prácticamente era imposible salir sin neopreno si uno quería ver algo más. Aunque como ya he dicho es suficiente para la mayoría con la bahía.

Hay que decir que la playa Oeste, por la que se llega a la isla, no es aconsejable por la llegada de pequeñas barcas y fondos muy bajos. Además la parte más bonita es la de la bahía o playa del Este, a la que se accede cruzando los 25 metros de la parte estrecha de la isla.
Casi nadie allí necesitaba salir de la pequeña bahía, ya que allí había de todo, pero como ya he dicho, para ver más mejor a primera hora, donde sin neopreno también se puede rodear la isla.
Allí había mucho que disfrutar y Hugo se deleitó en esas aguas de lo lindo, buceando y persiguiendo toda clase de peces y otros seres, también jugó mucho con Pablo en la orilla escrutando cangrejos. Por su parte las inmersiones de Miguel, Marga y Pablo fueron muy placenteras ya que al alcance de la mano había todo tipo de vida, incluyendo las siempre coloridas estrellas de mar.
Yo por mi parte me pasé casi tres horas sin salir del agua grabando video y haciendo fotos con mi Pentax compacta subacuática, o simplemente contemplando y tocando los peces ya que algunos se dejaban.


































































































































Como he dicho en mi anterior entrada, ese día supe que volveríamos muchas veces a Pigeon Island, aquello era extraordinario. Para empezar la playa estaba compuesta de trozos de coral pulidos por el agua de todos los tamaños y texturas. Apenas había gente en la isla, normalmente éramos unos 20 o 30, salvo cuando venían algunos grupos más numerosos de nativos, algunos de los cuales se bañaban vestidos.

La isla tenía una elevación de 25 metros en sus partes más altas a las que había que acceder haciendo un poco el cabra.

Al día siguiente repetimos en Pigeon Island, durante dos horas y media. Esta vez estuvimos explorando los bellísimos trozos de coral pulidos de la playa. Allí un par de militares situados a unos metros de donde desembarcan las lanchas vigilan para que el vandalismo se evapore.
Mucho tiempo de buceo de nuevo, entre estrellas gigantes colosales del tamaño de una paella y otras más pequeñas, peces de todos los colores y tamaños, y maravillosos corales, algunos grandiosos tanto por su color particular como por la composición cromática que formaban en su conjunto.









En una de esas incursiones alrededor de la isla encontré una estrella gigante llamada Acanthaster planci o Estrella de corona de espinas, enorme y bellísima. Su color purpura intenso llamaba la atención inmediatamente, tenía unas enormes púas por brazos y cuerpo que le dan el nombre al asemejarse a una gran corona . Estaba a una profundidad de unos seis metros y sus gruesos brazos se extendían a lo largo de su cuerpo, teniendo estos más púas todavía.
Lo que no sabía entonces es que el ser vivo más peligroso del arrecife era esta enorme estrella de mar, sus espinas atraviesan trajes de neopreno con facilidad y cada brazo tiene una gran cantidad de neurotoxina que puede causar grandes dolores y heridas produciendo incluso parálisis. Y yo colocando la mano sin guantes para tener una referencia de su tamaño en la foto.
Estas grandes estrellas pueden llegar a medir hasta dos metros de ancho, por lo que las que yo vi eran relativamente pequeñas. Además se alimentan de corales vivos, por lo que si la colonia de estrellas es muy numerosa pude destruir un arrecife entero. Es por ello que se las inyecta un acido para matarlas en caso de ser muy numerosas.
El Tritón gigante (un molusco) y el camarón arlequín son depredadores de esta estrella, pero la sobrepesca puede acabar con ellos, favoreciendo el aumento de estas estrellas en detrimento del arrecife de coral. Existen en el Mar Rojo, el Pacífico y en el Norte y Sur del Océano Índico.

De todas formas estas no están en la bahía y se encuentran entre los cinco o más metros de profundidad alejándose de las orillas. De hecho encontré otra otro día a unos 10 metros.
Le hice una buena sesión de fotos y video ya que estuve hechizado por su belleza y color.




















































































































Una de las veces que practicaba snorkeling con Marga vimos un tiburón de un metro de longitud, saqué la cámara para grabarlo, entonces guardada en su funda, cuando levanté la cabeza ya no estaba. Me quedé sin grabar al pequeño escualo, que seguramente tenía más miedo de los humanos que los humanos de él.

Exploramos la isla por tierra y mar, viendo sus entradas de agua y rocas. Yo por mi parte rodee la isla buceando, primero por el perímetro cercano y luego distanciándome un poco más. Cuanto más distancia de la isla la corriente y profundidad era mayor y el esfuerzo para bajar más metros y avanzar era superior, pero por el contario veía más variedad de corales y peces. Normalmente estaba las dos o tres horas buceando, no podía permitirme el lujo de desperdiciar ni un segundo en esta pequeña isla maravillosa.

Disfruté muchísimo grabando y haciendo fotos, ya hace años que cambie mi arpón por la cámara, y a pesar de que tenemos también el curso de submarinismo, me sigue gustando muchísimo bucear sin botella, ya que me permite estar mucho tiempo observando y haciendo ejercicio mucho más vital y sin enterarte.
Volveríamos algún día más para disfrutar de sus fondos coralinos y sus peces multicolores.

Pigeon Island es un islote maravilloso, muchos días recuerdo su belleza, ese gran azul del Índico al que echo de menos.

































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